sábado, 5 de diciembre de 2015

Juicio en Amós

Juicio contra ocho naciones ( 1.3–2.16 ) Amós inicia su mensaje señalando los pecados de las naciones vecinas de Israel (reino del norte) en un esquema envolvente que a uno le causa el efecto de sentirse inmerso en un mar de injusticia, crueldad y opresión. Esta sección se inicia con el oráculo contra Damasco ( 1.3–5 ); y continúa uno a uno con Gaza ( 1.6–8 ); Tiro ( 1.9 , 10 ); Edom ( 1.11 , 12 ); Amón ( 1.13–15 ), Moab ( 2.1–3 ) y Judá ( 2.4 , 5 ), hasta llegar a Israel ( 2.6–16 ), quien, por haber sido receptora de los favores de Dios, merece mayor castigo.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Amando a una prostituta El amor de Dios mediado por Cristo, es la cima de la revelación bíblica.




Muy buen articulo, con una aplicacion  contemporanea. 

Amando a una prostituta El amor de Dios mediado por Cristo, es la cima de la revelación bíblica. 




Amando a una prostituta El amor de Dios mediado por Cristo, es la cima de la revelación bíblica. BRISA FRESCA AUTOR Will Graham TRADUCTOR Julian Esquinas 11 DE ENERO DE 2015 08:25 h No hubiera sido demasiado doloroso para Oseas si Dios simplemente le habría mandado tomar a Gomer (la ramera) como esposa y tener algunos hijos con ella. Eso no machaca a un hombre. Pero aquí está la parte difícil. El Señor le dijo: "¡Ámala, Oseas!" (Oseas 3:1). Si separas esas palabras del resto del libro, suena como una orden tan dulce. ¿Qué podría ser más agradable que pedir a un hombre amar a una mujer? Sin duda, este sería el versículo preferido de muchos lectores de la Biblia. “¡Ámala, ámala, ámala!” ¡Qué bonito! Pero cuando comprendes este mandato dentro de su contexto, se convierte en una de las órdenes más horribles jamás formuladas. ¿Cómo puede un hombre común y corriente recibir tal mensaje? ¿Qué habrá sentido Oseas? ¿Puede la suerte de cualquier mortal ser peor que esto? ¿Cómo podría Oseas amar y casarse con una prostituta cargada de lujuria? Si no hubiera sido Dios quien lo había mandado, Oseas tendría que haber concluido que este mandamiento era francamente pecaminoso y malvado. ¿Cómo podría alguien pedirle esto a un hombre? Esto fue pasarse de la raya. ¿No sabía el Todopoderoso cuánto dolor y daño estaba implícito en este decreto? Sin embargo, el esplendor de este mandato ‘francamente pecaminoso y perverso’ es que muestra lo que Dios siente por nosotros. Esto es lo que Dios hace. Él se ordena a sí mismo amarnos por el bien y la gloria de Cristo. ¿Cómo pudo amarnos? Nosotros somos las prostitutas de esta historia. Somos Gomer. Somos la esposa de Oseas. Esta verdad nos debe sacudir en lo más íntimo de nuestro ser. ¿No se nos revuelven las entrañas? Dios nos ama. A pesar de todo el odio, la frialdad, el castigo y la maldición que merecemos recibir por nuestras incesantes fornicaciones, el Señor todavía tiene misericordia de nosotros. Algunos piensan que la doctrina del amor divina significa que el Señor es un Dios débil. Pero la clase de amor del que se habla en el libro de Oseas es el tipo más poderoso de amor que ha conocido la historia. Es un fuego más feroz que las llamas del mismísimo infierno. ¿Cómo puede ser posible un amor tan eterno? Va más allá del entendimiento humano. Es tan irresistible, tan soberano y tan colosal. Este amor debe ser la gloria de todo cristiano. Es una fuerza que vence toda resistencia. El amor de Dios mediado por Cristo es la cima de la revelación bíblica. Aunque podamos quizás sentirnos disgustados por el amor de Oseas hacia la prostituta, es necesario tener en cuenta que somos las prostitutas. Dios me ama. Dios te ama. Dios ama a Gomer. Y caemos al suelo, asombrados, en señal de gratitud…
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OSEAS (LIBRO) en Nuevo diccionario biblico ilustrado


 OSEAS (LIBRO DE). Es el primero de los «Profetas Menores», y se divide en dos secciones: capítulo 1 a 3, y 4 a 14. La primera sección se relaciona con el inicio del ministerio del profeta. El capítulo 1 data al menos del reinado de Jeroboam II, y abarca quizá seis meses más hasta el final de este reinado; se trata así del período inmediatamente anterior a la aniquilación de la casa de Jehú (1:2–4). Estos tres primeros capítulos dan la clave del libro entero, que, dirigido a la conciencia, se refuerza en buscar el arrepentimiento de Israel, infiel a Jehová a todo lo largo de su historia (caps. 4:1 a 5:7; 6:4 a 7:16; 8 a 11). Oseas muestra la necesidad del castigo y el inmutable amor de Dios por su extraviado pueblo (6:1–3; 12 a 14). Los capítulos 1 a 3 ponen en evidencia, con su símil de la mujer adúltera, la infidelidad de Israel y la dilatada paciencia del Señor.
 El extraño matrimonio del profeta ha suscitado a lo largo de la historia diversas interpretaciones: (1) Se argumenta por un lado que se trata de un mensaje recibido en visión, pero no de un hecho real. (2) Otra postura muy parecida a la precedente es que se le da a esta unión el sentido de una parábola, por las siguientes razones: (a) Es imposible que Dios haya ordenado al profeta que se casara con una prostituta, un matrimonio odioso que hubiera debilitado su autoridad sobre los mejores elementos de la población. (b) La Ley de Moisés prohibía que un sacerdote se casara con una mujer deshonrada; aunque los profetas no eran sacerdotes, Dios no incitaría a un profeta a que se casara con una mujer deshonesta. (c) Los acontecimientos del capítulo 1, si eran reales, abarcarían años, teniendo en cuenta el nacimiento de varios hijos; en este caso, la enseñanza de la acción alegórica desaparecería. Esta tercerea objeción, sin embargo, no es válida: Una vocación profética se presenta en ocasiones por etapas; la experiencia adquirida en el curso de los años puede afirmar aún más las convicciones. El largo sufrimiento de Oseas le habría permitido comparar mejor la infidelidad de Gomer hacia él y la de Israel hacia Dios.
 Se pueden así refutar las opiniones anteriores (1 y 2): (a) Lo que sea reprensible en el mundo real desde el punto de vista moral y religioso no lo será menos cuando se presente bajo forma de visión o de parábola. (b) Este episodio ficticio, esta parábola de Oseas, hubiera arrojado una mancha sobre la reputación de sus hijos, constituido una calumnia contra Gomer, que no hubiera sido culpable de adulterio, ridiculizado en vano al profeta, y provocado tensiones sin causa en la familia. (c) Oseas no da ni la más mínima indicación de que todo ello sea una mera alegoría o parábola. (d) El nombre de Gomer, hija de Diblaim, no indica ningún simbolismo. (e) El hecho de que el segundo hijo fuera niña no constituye ningún simbolismo. (f) Otros profetas anteriores, como Ahías (1 R. 11:29–31) y Sedequías (22:11), habían usado gestos realistas. (g) Los profetas tenían la costumbre de dar a sus hijos nombres simbólicos (cfr. los nombres de los hijos de Isaías [Is. 7:3; 8:3]). (h) En Os. 1:2–4, 6 el profeta figura en tercera persona, y en primera en 3:1–3. Se puede hacer este cambio en el curso de un relato real, pero una alegoría o una parábola no lo tolerarían. (i) La experiencia de Oseas da la mejor explicación de este mensaje, que brota del sufrimiento del profeta. (3) La posición coherente es aceptar que hubo matrimonio; pero es plausible admitir que o bien Gomer era una mujer ligera arrepentida, o bien que sus tendencias a la infidelidad no se manifestaron más que después de su matrimonio. Las palabras de Os. 1:2 pueden ser comprendidas como una anticipación, un presagio. En todo caso, al casarse con Gomer, de quien estaba enamorado, el profeta vivió una amarga experiencia; pero comprendió que, en el plan de Dios, su mismo sufrimiento lo prepararía para proclamar su mensaje. Los comentaristas piensan que en los dos relatos de 1:2–3 y de 3:1–3 se trata de la misma mujer, Gomer. La narración se da en el primer caso en tercera persona, y en el segundo en primera persona.
 Los nombres de los hijos están cargados de significado. Jezreel significa «Él (Dios) siembra». En 1:4, 5 el nombre de Jezreel, que implica «sembrar destrucción», recuerda hechos históricos. Sísara fue derrotado en la llanura de este nombre (Jue. 4:13ss.); Gedeón combatió contra los madianitas y los amalecitas (Jue. 6:33; 7:1), y se dieron batallas entre filisteos e israelitas (1 S. 29:1). El recuerdo más siniestro que evocaba este lugar era el de la matanza de la casa de Acab llevada a cabo por Jehú. Fue también en Jezreel que los hombres de Jehú hirieron de muerte a Ocozías, rey de Judá (2 R. 9:10). En Os. 1:4, 5 se anuncia el castigo de la casa de Jehú. Lo-ruhama (v. 6) significa literalmente «no compadecida». Lo-ammi (v. 9) significa «no mi pueblo» (lo que ya no es más mi pueblo). Como Gomer, infiel a Oseas, Israel también había perdido todo derecho al pacto de Dios con la nación. Se podría decir desde el punto de vista espiritual que Israel era culpable de adulterio. El amor de Oseas por Gomer simboliza el inmutable amor de Dios hacia Su pueblo. De la misma manera que Gomer estuvo bajo disciplina cuando Oseas la volvió a tomar, de la misma manera el infiel Israel deberá someterse al castigo (3:3–5). Pero este período de prueba es un medio para el cambio (2:14–23). Israel volverá a saber quién es su Dios y se volverá a Él. El término de Jezreel tendrá entonces el sentido favorable de «sembrar el pueblo en la tierra» (2:22). Los otros dos nombres pierden entonces su prefijo negativo (2:1, 25), viniendo así a significar «compadecida» y «pueblo mío». A partir de este momento quedará restablecida la armonía entre Dios e Israel, y reinará incluso en la naturaleza (2:21–23).
 Segunda parte. Los capítulos 4 a 14 no son una sucesión de discursos ni una larga predicación, sino un resumen de la enseñanza profética de Oseas, elaborado por él mismo hacia el final de su ministerio, o quizá por alguno de sus discípulos después de la muerte del profeta. Este resumen contiene lo esencial de sus mensajes públicos. La mayor parte de las profecías fueron dadas en un tiempo en que Asiria llenaba a Israel de terror. En ocasiones dan indicaciones cronológicas: es posible, p. ej., que 10:14 tenga que ver con Salmansar V, rey de Asiria (728–722 a.C.). El profeta habla con frecuencia de los contactos que el gobierno israelita hacía en ocasiones con Asiria y en ocasiones con Egipto, siguiendo la política de los dos últimos reyes de Israel (5:13; 7:11; 8:9; 14:3; cfr. Os. 12:1; 2 R. 17:3, 4). Así, parece que los reproches lanzados a Israel por esta política hayan sido emitidos bajo los reinos de Peka y de Oseas. En todo caso, no se puede pasar por alto la indicación cronológica de Os. 1:1.
 Las secciones de los capítulos 4 a 14 forman entre sí un conjunto lógico:
 1. Capítulos 4:1 a 6:3: denuncia del pecado y llamamiento al arrepentimiento. El pueblo es acusado de pecados manifiestos y grandes (cap. 4). Los sacerdotes y los príncipes son los primeros en cometerlos (cap. 5). Esta denuncia va seguida de una magnífica exhortación al arrepentimiento y de la promesa de que Dios volverá a darles su favor (6:1–3).
 2. Capítulos 6:4 a 10:15: La persistencia en el pecado entraña un duro castigo. Dios rechaza el arrepentimiento superficial (6:4–11). La inmoralidad, los excesos procaces de los grandes, no escapan de la mirada de Dios (7:1–7), que castigará la insensatez de Israel y su absurda política exterior, siempre en búsqueda de alianzas con los poderosos del momento (vv. 8–16). A causa de su idolatría y de su separación de Judá, Israel será invadida (8:1–7). Los compromisos con Asiria, el envilecimiento espiritual, la confianza en los métodos humanos, todo ello atrae el juicio sobre Israel (vv. 8–14). El pasaje de 9:1–9 habla de infidelidad de Israel y del castigo que resultará de ella (10–17). Israel, floreciente como una viña frondosa, se entrega totalmente a la idolatría; el juicio decretado sobrevendrá sobre ellos, tan abrumador y destructor como hierbas venenosas (10:1–8). El pecado de Israel se compara con el de Gabaa (vv. 9–11). Se cosecha lo que se ha sembrado (vv. 12–15).
 3. Capítulos 11 a 13: Compasión y reprensiones. El amor de Jehová hacia Israel es semejante al inextinguible amor de un padre hacia su hijo, incluso cuando éste se extravía (11:1–11). El profeta lleva a la mente el recuerdo de Jacob, que confió al principio en sus propias fuerzas y su sagacidad; pero luchó con Dios y prevaleció. Por ello, Oseas exhorta a Israel a que se aparte de las alianzas terrenas y que se vuelva a su Dios (12:1–7). Efraín es un comerciante deshonesto; sus riquezas le sirven de excusa, y peca. Jehová, que había liberado a Israel del yugo de Egipto, va ahora a echar a Efraín de su hogar y a ejecutar sus juicios (12:8–15). El capítulo 13:1–8 revela cuál será el castigo de la idolatría de Efraín; las consecuencias de tal pecado quedan expuestas en los versículos 9–16.
 4. Capítulo 14: Llamamiento al arrepentimiento, a la confesión de los pecados y a la oración en humildad; promesa de que Jehová accederá a perdonar a los que se arrepientan, y que concederá a Israel las más grandes bendiciones materiales.
 Autenticidad. Se ha preguntado por qué Judá es mencionada en una profecía dirigida a Israel (en particular de 5:8 a 6:11). Está claro en primer lugar que el Señor jamás admitió el cisma nacional como principio; fue una consecuencia del pecado. Por otra parte, Oseas podía muy fácilmente hablar a Judá, que estaba estrechamente relacionada con Israel, y que se le iba asemejando más y más en el plano moral y espiritual. La supresión de las alusiones a Judá haría ininteligible este pasaje. Tampoco es de sorprender que el profeta anuncie la restauración de Israel después del juicio, y su retorno a Palestina (2:1–2, 16–25; 3:5; 14:4–9). Las profecías no se limitan nunca a proclamar solamente el castigo, desalentando al pueblo, sino que concluyen siempre con una nota de gracia y de victoria; la luz de la esperanza atraviesa los sombríos nubarrones e ilumina la inmensidad del porvenir. Hay críticos que quisieran asignar esta nota a una época muy tardía, pero los textos no les favorecen. Finalmente, se ha planteado la cuestión de cómo Oseas, hablando desde Israel, podía anunciar con tanta claridad la unión final de todo el pueblo con la legítima dinastía surgida de David (3:5). (a) El rechazo de la autenticidad de esta alusión implicaría arrojar dudas sobre el valor de la profecía referente al reinado universal de un rey de la estirpe de David. Además, esta misma predicación fue proclamada en el reino de Judá (Am. 9:11). (b) Las decadencias y eliminaciones de sucesivas dinastías en el reino del norte durante los dos siglos anteriores eran, para los israelitas piadosos, prueba evidente de que Dios rechazaba aquellos reyes. La persistencia del linaje davídico confirmaba las profecías proclamadas en el reino del sur con respecto a esta dinastía, y constituía una prueda intrínseca de que Dios había elegido la casa de David.
 La queja de Oseas acerca de la ignorancia de su pueblo suena a moderna en nuestros oídos: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré…» (4:6; cfr. 4:1; 5:4; 6:3, 6; 11:3). Por «conocimiento de Dios» Oseas significa un contacto personal que produce profundas consecuencias, y que implica una transformación del carácter y de la conducta. El arrepentimiento significa, para Oseas, dar la vuelta, retornar a Dios. Este retorno se produce por el conocimiento que se tiene de Dios, que no consiste en asirse a hechos nuevos, sino a hechos que han sido evidentes por mucho tiempo, y de los que se hubiera debido ser ya conscientes mucho antes. La doctrina de Oseas acerca del arrepentimiento, tan completa y excelente, deriva de su conocimiento del tierno, profundo y magnífico amor de Dios. El pecado se evidencia tanto más odioso cuanto que Oseas lo presenta como un crimen contra el amor de Dios.
 Oseas destaca la santidad de Dios y Su horror hacia el pecado (2:4–5; 6:5; 9:9; 12:15, etc.), así como Su amor hacia Israel (2:16–18, 22–25; 3:1; 11:1–4, 8–9; 14:4, 8, etc.). «El pecado, en último análisis, es, en su forma más terrible, una infidelidad al amor. Ataca directamente al corazón de Dios. Destruye al pecador. Dios no puede jamás consentir el pecado, pero puede rescatar al pecador, y esto es lo que hace» (Campbell Morgan, Voices of Twelve Hebrew Prophets).
 Amós proclama la justicia de Dios, y reivindica la justicia social; proclama asimismo el amor de Dios. Los dos mensajes no son incompatibles, sino que se complementan y, en el plano revelacional, nos son necesarios. Pero el maravilloso cantor del amor de Dios (Os. 14:4–8) describe igualmente Su ira y profiere terribles amenazas (cfr. 5:10, 14; 7:12–16; 8:5, 13; 9:7–17; 11:5, 6; 13:7, 8). En el pasaje de 11:8, 9 se presenta la infinita misericordia de Dios, que ningún pecado humano puede apagar ni debilitar. El pensamiento esencial del mensaje de Oseas es como sigue: el poderoso e inalterable amor de Dios hacia Israel no quedará satisfecho hasta que haya restablecido una armonía perfecta entre este pueblo y Él mismo.

 Bibliografía: Hindley, J. B.: «Oseas», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Kelly, W.: The Minor Prophets (C. A. Hammond, Londres s/f); Pffeifer, C. F.: «Oseas», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Pub. Portavoz Evangélico, Gran Rapids, en prep. Hay edición en inglés: Wycliffe Bible Commentary, Moody Press, Chicago, 1962); Rossier, H.: El profeta Oseas (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif., 1971); Young, E. J.: Una introducción al Antiguo Testamento (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977).


Ventura, S. V. (1985). In Nuevo diccionario biblico ilustrado (pp. 844–847). TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.

Problema Especial de Oseas




El libro de Oseas presenta por lo menos dos problemas difíciles:


  1. El primero tiene que ver con la naturaleza de la historia que se narra en los caps. 1-3 y el carácter de Gómer. Si bien algunos intérpretes piensan que podría tratarse de una mera alegoría de la relación entre Dios e Israel, otros afirman, de forma más aceptable,  que la historia debe entenderse literalmente. Entre estos últimos, hay quienes insisten que Gómer al principio fue fiel y más tarde se volvió infiel, y otros que ya era infiel incluso antes del matrimonio.  



  1. El segundo problema es la relación del cap. 3 con el cap. 1. A pesar del hecho de que en cap. e los hijos no se mencionan, varios intérpretes sostienen que los capítulos son narraciones diferentes del mismo episodio. Sin embargo, hay más posibilidades de que la interpretación tradicional, más exactamente, la del cap. 3, sea consecuencia de la del cap. 1; es decir, habiéndose comprobado la infidelidad de Gómer, Oseas recibe la orden de recibirla de nuevo.

Tema y mensaje de Oseas




La primera parte del libro (caps 1-3) narra la vida familiar de Oseas de manera simbólica (semejante al simbolismo en las vidas de Isaías, Jeremìas y Ezequiel) para transmitir el mensaje que el profeta había recibido del Señor para su pueblo. Dios le ordenó a Oseas que tomara por esposa a una prostituta ,Gómer, y cada uno de los hijos recibió un nombre simbólico que representaba parte del aciago mensaje. El cap. 2 alterna entre la relación de Oseas con Gómer y su representación simbólica de la relación de DIos con Israel. A los hijos se les ordena que echen a la madre de la casa; aunque se buscaba su transformación, no su aniquilación. Se le ordenó al profeta que continuara amándola, y luego la recibió y la mantuvo en aislamiento por algún tiempo (cap. 3). La situación es una manera gráfica de representar la relación del Señor con los israelitas (cf. 2:4, 9, 18). que le habían sido desleales al rendirle culto a los dioses cananeos como la fuente de su prosperidad y abundancia. A Israel le esperaba una época de exilio (cf. 7:16; 8:14; 9:3, 17; 11:5). Pero el Señor todavía amaba al pueblo del pacto y ansiaba recibirlo de nuevo, tal como Oseas había acogido a Gómer. Este regreso se relata con descripciones que recuerdan el éxodo de Egipto y el asentamiento de Canaán (cf. 1:11; 2:14-23; 3:5; 11:10-11; 14:4-7). Oseas vio las experiencias que en el pasado había tenido con el Señor como el patrón fundamental, o prototipo, de la manera como Dios trataría a su pueblo en el futuro.

En la segunda parte del libro (caps 4-14) se dan los pormenores de la participación de Israel en la religión cananea, aunque es dìficil contar con un bosquejo sistemático del material. Como sucede con otros libros proféticos, Oseas llama al arrepentimiento. La alternativa a la destrucción que se le ofrece a Israel es la de dejar las imàgenes y volverse al Señor (caps. 6; 14). Información recabada de materiales descubiertos en Ugarit (que se remonta al siglo XV a.C. y de escritos del historiador cristiano de la antigüedad, Eusebio, nos permite saber con más claridad acerca de las prácticas religiosas contra las que protestò Oseas.

Oseas vio que el problema fundamental de Israel fue el no reconocer a Dios (4:6; 13:4). La relación de Dios con Israel era de amor (2:19; 4:1; 6:6; 10:12; 12:6). La intimidad de la relación de pacto entre Dios e Israel, que en la primera parte del libro se ilustra con la relación conyugal, se amplía más adelante con la relación filial (11:1-4). La deslealtad a Dios se patentizó en el adulterio (4:13-14; 5:4; 9:1; cf. Jer 3). Israel se había vuelto a la adoración de dioses falsos y había ofrecido sacrificios paganos en las cumbres de los montes, que incluía también el juntarse con las sacerdotisas del templo en los santuarios (4:4) y adorar el becerro de oro en Samaria (8:5; 10:5-6; 13:2). HUbo también intrigas internacionales (5:13; 7:8-11) y materialismo. Con todo, a pesar de la condenación de Dios y de la dureza del lenguaje con que se anunció el juicio inminente, el propósito principal del libro es el de proclamar la compasión y el amor de Dios que no puede en - último término- dejar que Israel se pierda.

Una de las formas que tomó la idolatría en los días de Oseas, y que el profeta denunció con vigor, fue la dependencia del poderío militar de naciones vecinas como Egipto y Asiria, lo cual trajo severas consecuencias para la nación (7:8-16; 8:7-10; 12:1). Al mismo tiempo, Israel confiaba en sus fortalezas y recursos militares más que en Dios mismo (8:14).

Los pecados políticos estaban a la orden del día. Una sociedad que ha descartado a Dios de su vida, o que lo ha sustituido con otros dioses, fácilmente se desboca en los ultrajes y abusos contra su prójimo. Las ambiciones y luchas por el poder político, llevaron a muchos que se movían en los círculos del poder, a los asesinatos e intrigas (7:3-7).   

Las injusticias sociales también eran grandes y deplorables. La segunda tabla de los Diez Mandamientos era violada cotidianamente por el pueblo (4:1-2); eran religiosos y cumplían fielmente con los requisitos y ceremonias del culto, pero se olvidaban de practicar la misericordia con sus semejantes y llenaban de sangre y violencia el país (6:6-11).      

Detalles de Oseas


Reprobación de Israel
Llamamiento de Otras Naciones

Oseas fue profeta del reino del norte; habla del rey de Israel como “nuestro” rey (7:5). Su mensaje era para el reino norteño, con referencias ocasionales a Judá.

Fecha de Oseas
Aproximadamente durante los últimos 40 años del reino de Israel. Comenzó su ministerio cuando bajo Jeroboam II estaba en el cénit de su poder (véase bajo 2 Reyes 14). Así pues, fue testigo de su vertiginosa caída. Fue contemporáneo menos de Amós, y mayor de Isaías y Miqueas. Como niño pudo haber conocido a Jonás. Los reyes en cuyos días profetizó fueron Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y Jeroboam II de Israel. Las fechas aproximadas de estos reyes fueron como sigue:

Reyes de Israel del Norte
  • Jeroboam II, 790-749. Reino de gran prosperidad. Comienza Oseas.
  • Zacarías, 748. Reino 6 mese. Fue muerto por Salum.  
  • Salum, 148. Reinó un mes. Fue muerto por Manahem.
  • Manahem, 748-738. Indeciblemente cruel. Títere de Asiria.  
  • Pekaía, 738-736. Fue muerto por Peka.
  • Peka, 748-730. Fue muerto por Oseas. Cautiverio de Galilea, 734.
  • Oseas, 730-721. Caída de Samaria, 721. Fin del reino.

Reyes de Judá del Sur
  • Uzías, 787-735. Un buen rey. Comienza Oseas.
  • Jotam, 749-734. Un buen rey.
  • Acaz, 741-726. Muy malo. Cautiverio de Galilea, 734.
  • Ezequías, 726-697. Un buen rey. Caída de Samaria, 721.

La cronología de la época es algo confusa y parece que a veces dos reyes ejercían autoridad simultánea. El plazo máximo del ministerio de Oseas sería 790-697 a.C., y el mínimo 750-725. Asumiendo que su obra abarcó alguna parte considerable de los reinos tanto de Jeroboam como de Ezequías, podríamos quizás colocarla alrededor de 760-720 a.C. Al vivir hasta el reino de Ezequías, Oseas fue también contemporáneo de los seis reyes del norte que seguían a Jeroboam. Quizás la razón por la cual no se les nombre sea la brevedad de sus reinos; 6 reyes en 20 años, siendo asesinados cuatro de ellos; una época de violencia desenfrenada que acompañaba a las agonías de muerte de la nación.

La Situación

Unos 200 años antes de los días de Oseas, diez de las doce tribus se habían separado del reino davídico y habían establecido un reino independiente, cuyo dios oficial era el becerro de oro. En este plazo Dios había enviado a los profetas Elías, Elisea, Amós, y ahora Oseas. Pero persistían en negarse a volver a Jehová, y cían más y más hondo en las abominaciones de la idolatría.    

Bosquejo de Oseas



I.
Preámbulo
(1:1)




II.
La esposa infiel y el marido fiel
(1:2-3:5)

A. Los hijos como símbolo o señales (1:2-2:1)

B. La esposa infiel (2:2-23)
1. El juicio del Señor contra ISrael (2:2-23)
2. Las restauración del Señor para Israel (2:14-23)

C. El esposo fiel (cap. 3)






III.
La nación infiel y el Dios fiel
(caps. 4-14)

A. La infidelidad de Israel
(4:1-6:3)
1. La acusación general (4:1-3)
2. El pleito se declara y se describen los resultados (4:4-19)
3. Un mensaje especial para el pueblo y sus jefes (cap. 5)
4. El clamor de arrepentimiento (6:1-3)
B. El castigo de ISrael
(6:4-10:15)
1. Se establece el caso (6:4-7:16)
2. Se pronuncia el juicio (caps. 8-9)
3. Resumen y apelación (cap. 10)
C. El fiel amor del Señor
(caps. 11:14)
1. El amor paternal del Señor (11:1-11)
2. El castigo de Israel por su infidelidad (11:12-13:16)
La restauración de Israel después de arrepentirse (cap. 14)

Estudiando Oseas


Estudiando Oseas


Dios había hecho un pacto con el pueblo de Israel, pero desde el reinado de Jeroboam en el norte, hasta el reinado de Jeroboam II, Israel la había sido infiel a Dios. Y aunque Dios le rogaba que se volviera a Él, Israel no hacía caso de sus ruegos. Esto hería profundamente a Dios. ¡Si sólo Israel hubiera entendido y se hubiera dado cuenta de cómo hería a Aquel que la había tomado como esposa! ¡Si sólo se hubiera dado cuenta de cómo su infidelidad afectaba a sus hijos! Entonces la palabra de Dios vino a Oseas: “Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación.”

Capítulos 1-3
  1. Los primeros tres capítulos de Oseas son el marco de referencia para el mensaje profético de Oseas al reino del norte, es decir al reino de Israel. Lea estos tres capítulos como si leyera un cuento, pero sin olvidar que se trata de un relato verídico.  
  2. Lea de nuevo Oseas 1, y en el curso de la lectura haga lo siguiente:
    1. Marque en el texto las palabras derivadas de fornicar y fornicación.
    2. Dibuje en el margen un árbol genealógico sencillo, en el que se vea con quién se casó Oseas, y los nombres de sus hijos. Debajo de cada miembro de la familia agregue una breve nota en cuanto a la persona o el significado de su nombre.
    3. Elabore en el margen un alista de lo que este capítulo enseña acerca de los hijos de Israel y los hijos de Judá.
  3. Vuelva a leer la introducción de arriba.
    1. Lea 1 Reyes 11:26-40, donde Dios hace saber a Jeroboam lo que hará después de la muerte del rey Salomón. Tome nota de las razones para la acción de Dios.
    2. Lea 1 Reyes 12, donde se relata el cumplimiento de la palabra de Dios a Jeroboam. En este capítulo se describe la división del reino de Israel en dos reinos, el del norte y el del sur, aquél con diez tribus y esté con dos. Tome nota de lo que hizo Jeroboam, en vista de que los del reino del norte ya no tenían libre acceso a Jerusalén ni al templo, que era donde debían adorar a Dios.  
    3. Lea de nuevo Oseas 1:2, y luego Oseas 3:1, y note la palabra como en este último versículo.
    4. Escriba en el margen del capítulo 1 por qué Dios le ordenó a Oseas casarse con Gomer.  Esto le ayudará a entender por qué los capítulos 1 al 3 son el marco de referencia para el mensaje de Oseas al reino del norte, Israel.
  4. Sin olvidar lo visto hasta ahora, lea Oseas 2 y haga lo siguiente:
    1. Marque todos los casos en que aparezca la palabra fornicación (prostitución) y la frase en aquel tiempo.
    2. Vea lo que significa Ammi y Ruhama.  
    3. Estudie con detenimiento lo que los hijos tenían que decirle a su madre, y por qué.
    4. Lea los capítulos 1 y 2, y subraye todos los casos en que aparezcan las frases dijo Jehová, dice Jehová o dijo Dios. Luego resalte o marque de manera distintiva todos los casos en que aparezca algún verbo en futuro, de primera persona singular (p. ej., quebraré, destruiré). Vea luego quién habla en todo el capítulo 2, y quién es ella.
    5. Por último, lea todos los verbos en futuro, de primera persona singular, del capítulo 2, observando la secuencia de los acontecimientos para resumir después la acción general de todos esos verbos. Tome nota de lo que pasa con ella, y anote lo que aprenda en el margen del capítulo 2.
  5. A la luz de todo lo visto en los capítulos 1 y 2, lea el capítulo 3 y haga lo siguiente:
    1. Marque de manera distintiva la palabra amar (amor).
    2. Escriba en el margen un resumen de lo que Dios le ordena a Oseas hacer, y de las razones para ello.
    3. Lea 3:5 y marque la referencia a el fin de los días; pero antes de decidir cómo marcar esa frase, vea si nota alguna semejanza con en aquel tiempo, del capítulo 2. Si considera que algunas de estas referencias tiene que ver con el día de Jehová, anote tales observaciones.
  6. Anote los temas de cada uno de estos tres capítulos en Capítulos de Oseas.

Capítulos 4-14     

  1. Sin olvidar el contexto de los capítulos 1 al 3, lea el resto de este libro capítulo por capítulo.  A medida que lea, haga lo siguiente:
    1. Marque de manera distintiva las palabras clave que siguen (junto con sus sinónimos respectiva formas pronominales): fornicar (fornicación, prostituirse), conocimiento, pacto, convertirse, volver (se), maldad (iniquidad), inicuo, pecar, pecado). Marque también las frases, contra mí (Jehová) y los verbos en futuro, de primera persona singular. Anote todas esas frases en una tarjeta, para usarla como marcador de libro.
    2. Marque también de manera distintiva Judá, Israel y Efraín. Al hacerlo, recuerde que Efraín era una de las diez tribus que integraban el reino del norte. Después que Peka ascendió al trono de Israel, Tiglat-pileser, rey de Asiria, lo atacó en el año 733 a.C. y se llevó cautivo a todo ese reino. Sólo quedaron en la tierra Efraín y la media tribu de Manasés al oeste del Jordán. Diez años después, en el 722 a.C., los asirios acabaron totalmente con lo que aún quedaba del reino del norte. Por lo tanto, aquí Efraín es ese remanente que permaneció en Israel diez años más.
  2. Luego de haber leído capitulo y marcado las palabras clave y las referencias a Judá, Israel y Efraín, recoja lo que aprenda y escríbalo en la hoja La Reacción de Dios ante el pecado de Israel.  
  3. Mientras lee el resto del libro, no olvide que este es un discurso apasionado debido a la relación de Dios con Israel, que es la de un esposo con su esposa (Ez 16; Jer 3:6-8) y la de un padre con sus hijos (Os 11:1-3; Jer 31:20). También tenga presente que, por su apasionamiento, abundan las repeticiones, pero éstas tienen un propósito.
  4. A medida que lea los capítulos, resuma sus respectivos temas y anótelos en Capítulos de Oseas.

La desilusión de Oseas y la tristeza de Dios




El trágico matrimonio de Oseas y Gomer presentaba para los israelitas un vivido cuadro de cómo Dios veía su relación con ellos.

Oseas y Gomer
Dios e Israel
Oseas se casa con Gomer (1:3).
Dios desposa a Israel (2:19)
Oseas es un esposo fiel (3:3).
Dios es un “esposo” fiel (1:7).
El amor de Oseas no es correspondido (3:1).
El amor de Dios no es correspondido (3:1).
La relación se rompe (2:2).
La relación se rompe (2:2).
Gomer va tras otros hombres (3:1).
Israel va tras otros dioses (4:1).
Gomer es indiferente a los sentimientos de Oseas (3:1).
Israel es indiferente a los sentimientos de Dios (11:1).
Oseas tiene una hija cuyo nombre Lo-ruhama significa “no compadecida” (1:6)
Dios no tendrá compasión de los hijos desobedientes de Israel (5:6).
Oseas tiene un hijo cuyo hombre, Lo-ammi, significa “no pueblo mío” (1:9).
Dios declara que Israel no es u pueblo (1:9).
Oseas redime y restituye a la adultera Gomer (3:2).
Dios redime y restaura a Israel, su nación infiel (14:4-8).