jueves, 3 de diciembre de 2015

Tema y mensaje de Oseas




La primera parte del libro (caps 1-3) narra la vida familiar de Oseas de manera simbólica (semejante al simbolismo en las vidas de Isaías, Jeremìas y Ezequiel) para transmitir el mensaje que el profeta había recibido del Señor para su pueblo. Dios le ordenó a Oseas que tomara por esposa a una prostituta ,Gómer, y cada uno de los hijos recibió un nombre simbólico que representaba parte del aciago mensaje. El cap. 2 alterna entre la relación de Oseas con Gómer y su representación simbólica de la relación de DIos con Israel. A los hijos se les ordena que echen a la madre de la casa; aunque se buscaba su transformación, no su aniquilación. Se le ordenó al profeta que continuara amándola, y luego la recibió y la mantuvo en aislamiento por algún tiempo (cap. 3). La situación es una manera gráfica de representar la relación del Señor con los israelitas (cf. 2:4, 9, 18). que le habían sido desleales al rendirle culto a los dioses cananeos como la fuente de su prosperidad y abundancia. A Israel le esperaba una época de exilio (cf. 7:16; 8:14; 9:3, 17; 11:5). Pero el Señor todavía amaba al pueblo del pacto y ansiaba recibirlo de nuevo, tal como Oseas había acogido a Gómer. Este regreso se relata con descripciones que recuerdan el éxodo de Egipto y el asentamiento de Canaán (cf. 1:11; 2:14-23; 3:5; 11:10-11; 14:4-7). Oseas vio las experiencias que en el pasado había tenido con el Señor como el patrón fundamental, o prototipo, de la manera como Dios trataría a su pueblo en el futuro.

En la segunda parte del libro (caps 4-14) se dan los pormenores de la participación de Israel en la religión cananea, aunque es dìficil contar con un bosquejo sistemático del material. Como sucede con otros libros proféticos, Oseas llama al arrepentimiento. La alternativa a la destrucción que se le ofrece a Israel es la de dejar las imàgenes y volverse al Señor (caps. 6; 14). Información recabada de materiales descubiertos en Ugarit (que se remonta al siglo XV a.C. y de escritos del historiador cristiano de la antigüedad, Eusebio, nos permite saber con más claridad acerca de las prácticas religiosas contra las que protestò Oseas.

Oseas vio que el problema fundamental de Israel fue el no reconocer a Dios (4:6; 13:4). La relación de Dios con Israel era de amor (2:19; 4:1; 6:6; 10:12; 12:6). La intimidad de la relación de pacto entre Dios e Israel, que en la primera parte del libro se ilustra con la relación conyugal, se amplía más adelante con la relación filial (11:1-4). La deslealtad a Dios se patentizó en el adulterio (4:13-14; 5:4; 9:1; cf. Jer 3). Israel se había vuelto a la adoración de dioses falsos y había ofrecido sacrificios paganos en las cumbres de los montes, que incluía también el juntarse con las sacerdotisas del templo en los santuarios (4:4) y adorar el becerro de oro en Samaria (8:5; 10:5-6; 13:2). HUbo también intrigas internacionales (5:13; 7:8-11) y materialismo. Con todo, a pesar de la condenación de Dios y de la dureza del lenguaje con que se anunció el juicio inminente, el propósito principal del libro es el de proclamar la compasión y el amor de Dios que no puede en - último término- dejar que Israel se pierda.

Una de las formas que tomó la idolatría en los días de Oseas, y que el profeta denunció con vigor, fue la dependencia del poderío militar de naciones vecinas como Egipto y Asiria, lo cual trajo severas consecuencias para la nación (7:8-16; 8:7-10; 12:1). Al mismo tiempo, Israel confiaba en sus fortalezas y recursos militares más que en Dios mismo (8:14).

Los pecados políticos estaban a la orden del día. Una sociedad que ha descartado a Dios de su vida, o que lo ha sustituido con otros dioses, fácilmente se desboca en los ultrajes y abusos contra su prójimo. Las ambiciones y luchas por el poder político, llevaron a muchos que se movían en los círculos del poder, a los asesinatos e intrigas (7:3-7).   

Las injusticias sociales también eran grandes y deplorables. La segunda tabla de los Diez Mandamientos era violada cotidianamente por el pueblo (4:1-2); eran religiosos y cumplían fielmente con los requisitos y ceremonias del culto, pero se olvidaban de practicar la misericordia con sus semejantes y llenaban de sangre y violencia el país (6:6-11).      

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